CAPÍTULO 4
~Seto~
Al ver como Tomo gritaba de dolor, lo único que podía hacer era asustarme más.
Cuando sentí que el mundo se me venía ensima, fue cuando Tomo se quedó callado,
ya no gritaba, ni si quiera parpadeaba. Corrí hacía el, lo sacudí, pero no
reaciono, lo cargue en mi espalda, y caminaba lo más rápido que podía, ya había
perdido una familia, no quería perder otra. Tomo no podía morir, el no.
Llegue histérico a la cabaña gritando que vinieran a ayudarnos. Recosté a
Tomo en el sofa, y le quite el abrigo para que tuviera más facilidad de
respirar. El estaba petrificado. Mi Tío al verlo, lo tomo en brazos y corrío al
auto, mi Tía y yo lo seguimos sin pensarlo. Mis abuelos se quedaron en casa con
el alma en un hilo y muy al pendientes del teléfono.
Al lleguar al hospital lo atendieron rápidamente, el doctor nos dijo que si
hubieramos llegado segundos mas tarde Tomo no estaría vivo, al parecer traía la
azúcar por los suelos, y al contar lo que paso, dedujeron que fue causado por
el gran ataqué de Paranoia.
- Pero mi hijo no tiene ningún sintoma de Psicosis - Mi tío insistia en que
su hijo no estaba loco.
- Señor, todo indica lo contrarío - el doctor trató de tranquilizar a mi
Tío.
- Esta es la primera vez, y a quien no le pasaría eso si está a punto de
ser devorado por un Lobo - Mi tía se integro en la discusión.
- Tíos... esta no fue la primera vez - decidí contar un pequeño secreto.
Les dije como hace dos semanas encontré a Seto en un callejón con una
expresión parecida, y viendo con gran temor a la nada. También les dije como
gritó presionando su cabeza hasta desmayarse, y que de la nada se levanto y
camino hacia casa; y cuando volvío en si, estaba muy desconcertado.
Mi tía lloró, y mi tío parecía preocupado, pero después descubrí que no era
por su hijo si no por el que dirán. Los odie tanto en ese momento, era su hijo,
solo estaba enfermo, no era un asesino y ningun terrorista mundial, por que se
comportaban así.
Varios días después Tomo despertó en un hospital psiquíatrico, su primera
reacción fue la normal para todo ser humano, se asusto al ver como estaba atado
a una cama, y varios aparatos medicos a su alrededor. Para luego percatarse de
mi presencia.
-¿Qué paso?! ¿Qué hago aquí?! - Tomo me rogaba con la mirada una
explicasión mientras trataba de safarse.
- amm...- no sabía por donde empezar - pues te desmallaste y pues...
descubrimos que padeces de Psicosis, por eso estas aquí.
- En un manicomio -algunas lagrimas aperecieron en sus tristes ojos
- Hospital psiquiátrico - le corregí para calmarlo aún que no lo logre.
- ¿y mis padres?
- ... - demonios como decirle que sus padres eran unos malditos - están...
en el trabajo, sabes tengo que irme.
-Koji, ¡dime la verdad! no mientas, mi madre ni siquiera trabaja - aun que
no voltíe a verlo supe que estaba llorando y esperando lo peor.
- No quieren ve-verte hasta que estes curado - a duras penas pude decirle
esas hirientes palabras.
- ¡ja! - río sinicamente - increible, la persona que mas llegué a odiar,
envidiar, y la última que quisiera ver en estos momentos, es la única que me
tiene lástima y viene a verme.
- no te tengo lástima - voltee de inmediato, Tomo parecía muerto en vida,
la luz de sus hermosos ojos se había apagado. Estaba decepcionado y muy solo,
bueno eso es lo que él pensaba -nunca te la tendría, si estoy aquí - me acerque
para que me mirara a los ojos - es por que eres lo mas importatnte que tengo, y
no se que haría si te pasara algo.
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