8/8/12

Personalidad Psicótica

Capituló 3

~Tomo~

Pasaron dos semanas desde aquél encuentro con ese ser. Me decía a mi mismo que solo fue un mal sueño, pero no podía ser incredulo ante aquella situación, pues las cosas extrañas seguían pasando. Sentía como mis compañeros de clase hacían un complot hacía mi, algunos se burlaban de mi en mi cara y por momentos me dan ataques de pánico. Pero en un abrir y cerrar de ojos todo vuelve a la normalidad.


- ¡Tomo, ya nos vamos! - mi madre gritó desde la sala.
- Apúrate soñador - Seto dejó asomar su cabeza por la puerta de mi cuarto y me dedicó una sonrisa burlona.
- ya voy - le hice una mueca con mi boca.

Baje las escaleras y fuí a la cochera a poner mi maleta en el auto, esta vez iriamos a pasar el fin de semana en la casa de mis abuelos maternos que vivían a dos horas de Tokio. No es que me molestara ir a visitar a mis abuelos, pero desde la muerte de mi tía, lo único que hacen es consentir a Seto en todo; por una parte lo entiendo, pero el no es su único nieto.

Me desagradaba ir a el lado de Seto en un auto, se comportaba como un niño pequeño, se sentaba a sus anchas, y en todo el pinchi viaje se la pasaba comiendo golosinas. No me cabe en la cabeza como en ese cuerpecito que muy apenas hace ejercicio y que come como marrano, estuviera tan bien formado. Odio o tal vez sera que envidio su tonto metabolismo.

- ¡llegamos! - mi padre estaciono el auto enfrente de la cabaña de mis abuelos, ese sitio era tan acojedor.
- ¡por fin! - sali del auto fastidiado.

Mis abuelos como siempre, salian muy contentos a recibirnos, la abuela traí con sigo una bandeja llena de galletas recién horneadas. Pero para mi desgracia eran para Seto. 

El primer día se me hizo eterno, pero lo agradable del bosque es que en la mañana puedes salir a caminar mientras el aire que respiras te llena de energía. A si que el sábado por la mañana sali de la cabaña en completo silencio, y camine sin rumbo alguno.

Era tan relajante, hasta que... me di cuenta de que me había perdido. Demonios pero que estúpido soy, quien diablos se pierde en un lugar que conoce como la palma de su mano.

De pronto a unos cuatos metros de mi aparecío un feroz lobo. Recordé por algunos documentales que en estas situacíones no hay que correr. Pero era inevitable no querer huir. Casi ni parpadeaba, trate de controlar mi respiración, mis manos sudaban y mis piernas no dejaban de temblar. Tendría razón aquél ser que predijo mi muerte.

-¡Corre! - alguien me tomo del brazo y lo jaló para que pudiera correr.

Seto. ¿Cómo sabía dónde estaba?, Seto-baka ahora aquel animal nos devorara a los dos, tu no tienes por que morir, tratando de salvar mi vida.

Gire mi cabeza y con terror vi como eramos perseguidos por ese lobo que nos mostraba sus largos colmillos con los que nos haría pedasos. De un momento a otro vi que no éramos los únicos que huíamos, el lobo también lo hacía de una gran sombra que venía a gran velocidad, tras de nosotros.

El lobo aullo de dolor al ser atrapado por la sombra, y de pronto su cuerpo explotó, la sangre salpicó por todos los árboles cercanos. Aterrado, ahora si era nuestro fin.

Del gran miedo tropeze, y me falcíe la rodilla, Seto se detubo, y vio que el lobo ya no nos seguía, a si que soltó un suspiro de alivio. Pero que no veía a ese terrorifico ser que se acercaba a mi!.

- ¡NOOOOO! ALEJATE, ALEJATE - mis gritos eran de un gran miedo y dolor.

De la impotencia comencé a llorara.

- Tomo, tranquilo ya estamos a salvo - se acerco a mi con una gran cara de miedo.
- POR FAVOR... ¡NO NOS MATEEE! - gritaba con un hilo de voz, lloraba como nunca lo había hecho.
- ¿qué se siente estar a punto de morir? - una voz fuerte y ronca salío de ese ser.
- ¡Seto CORRE!

Aquél ser se apodero de mi cuerpo, y destrosaba poco a poco mis entrañas. Sufría mucho y ya nadie me podría salvar.
                                Adieu

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