16/4/12

Personalidad Psicótica

CAPITULO 1
~Ninomiya~
Han tenido la sensación de que los observan, y cuando giran su rostro para encarar aquel misterioso enemigo, no hay nadie. Sienten que pierden la cordura, y ríen pero aun con miedo.

Para mi este es un hecho que sucede con frecuencia, mayormente en la noche, cuando ya toda la gente duerme y el silencio reina en la ciudad,  es justo el momento en que regreso de mi ardo trabajo, mis parpados ya muy cansados, mis piernas a duras penas caminan para llegar a casa, y el sueño comienza a gobernar mis sentidos, bostezo tras bostezo. Justo cuando doblo la esquina y estoy a escasos metros de mi casa, el sueño se esfuma de pronto, mis ojos se abren como plato y me detengo, encojo mis hombros y sujeto con fuerza mi maletín.

- No hay nadie… no hay nadie – repito en voz baja, después de a ver escuchado con claridad unos pasos.

Inhalo, y sobre mis talones comienzo a dar lentamente media vuelta con los ojos semi-abierto . Toda la tención se refugió en mi cuello.

- Ahh! – suspire de tranquilad al no encontrar a ninguna persona.

Pero aún no estoy del todo calmado, camine… corrijo corrí al portón de mi casa, saqué muy nervioso las llaves de mi casa, casi ni tenía muchas puertas , por que eran demasiadas llaves, ¡la encontré!, la llave que me daría seguridad, la metí en la cerradura y la gire con fuerza, abrí la puerta de un empujón de mi brazo, y al estar ya adentro la cerré rápidamente poniéndole el cerrojo , aún estoy en el patio, y aun faltaba otra puerta. La abrí igual que el portón, solo que aún más rápido, entre a la casa, y cerré la puerta con llave, y coloqué el candado.


Camine a oscuras hasta el baño, encendí la luz al asegurarme que todas la cortinas cercanas estuvieran cerradas. Me mire a el espejo, estaba pálido, mi respiración se oía entre cortada, me lave la cara con agua helada para despertar. Ya un poco mas consiente de la realidad, me quite el saco y la corbata, las deje en el canasto de ropa sucia.

Tenía sed, mi boca estaba seca. Fui a la cocina en silencio y saque la jarra de agua del refrigerador y bebí directo de ella. Como era agradable sentir el agua por mi garganta.

- Usa un vaso
 Pegue un gran brinco y escupí el agua para no ahogarme con ella. Mis nervios se entumecieron desapareciendo a si mi fuerza. Deje caer la jarra.

-Nino-chan – corrió hacia mi Matsumoto, mi novio. -¿estas bien?
-Sí, solo que me pegaste un gran susto, no esperaba verte aquí –tome una servilleta y sequé mi boca.
-Baka!, esta es mi casa, era mas que obvio que tengo que estar en ella – recogía con cuidado los pedazos de vidrio.
-Lo sé, es solo que se me olvida – acerque hacia Matsumoto el bote de basura.
-Últimamente andas muy descuidado, ¿te encuentras bien? – termino de depositar los vidrios en el bote, y se acerco a mi.
-Sí, debe de ser por el trabajo – sonreí para calmarlo


Hace ya tres meses que me había mudado a su casa, la sentía mas mía que de el. Yo era el que pasaba mas tiempo en ella, me alegra que estuviera ahí, el me protejeria de cualquier persona que me quisiera atacar, si es que en verdad existía una. Ya mas tranquilo subí a la recamara, me puse la pijama y me metí entre las sabanas.

Odiaba tener sueño y no conciliar lo. Sin nada que hacer, me entretuve buscando figuras en el techo. Minutos después, caí rendido ante la cama.

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          Del otro lado de la ciudad
~Tomo~
- odio hacer tarea! - deje caer mi cabeza en el cuaderno de matemáticas.

Ya era medianoche y me faltaban los tres problemas mas difícil. Mañana me tocaba a primera hora. Deje de hacerme el idiota y con mucha flojera los resolvi.

6:00 am. marcaba el despertador, corrí al baño y abrí el agua.

- Maldición - dije mi primera palabra del día al ver que no había agua caliente.

Me arme de valor, y entre en el agua. Estaba helada. Y como la mejor medicina para quitar el sueño, me desperto. Me frote la cara con jabón para quitar las orribles lagañas que te borran la vista, y ya listo, me cambie.

No era fan del desañuno, pero mi madre me obligaba a comerme por lo menos una fruta.

- ¿No hay manzanas rojas? - seguía buscando en el frutero.
- Se las acabo tu primo - mi madre, dijo poniendo un plato en la barra.
- koji-baka! - le grite a mi primo para que mostrara su cara y enfrentara las consecuencias.
- Qué quieres?! - bajo de las escaleras y se sentó en una de las sillas de la barra.
- Las manzanas son MIAS! -tome una pera y me senté a un lado del.
- Díselo a mi estomago- tomó un tenedor y comenzó a devorar el desayuno que mi madre le había preparado.
- Eres asqueroso - me baje de la silla y tome mi mochila.
- y tu el tonto que me ama – habló con la boca llena.
- pues si odiar para ti es amar, si TE AMO- salí dejandolo con la palabra en la boca o debería decir en la comida.

Aquel animal que mis padres me obligaban a soportar, era mi odioso primo Seto Koji, vive con nosotros depués de la muerte de su madre en un accidente, su padre no lo quiere ni ver, ya que lo culpa de aquella muerte, y eh aquí. Cual quiera que no lo conociera diría "pobre de el", probre mi cabeza que lo tiene que aguantar todo el maldito tiempo. Es como el diablo en persona, su mas grande pasión es hacer de mi vida un infierno. Pero sea como sea es mi primo y ... no lo soporto.

Llegué a la escuela a buena hora, las clases que me tocaban hoy, no iban a coincidir con las de mi primo, a si que no lo vería. Hoy sere muy feliz.

Apenas sonó el timbre de salida, me fui de ahí como bala, para no toparme con el. Tal vez si lo hubiese esperado, no pensaría en estar volviendome paranóico.

Mientras caminaba por la calle, iba escuchando música de mi reproductor, llevaba los dos audifonos puestos, practicamente iba en mi mundo. Al cruzar la calle, choqué con un hombre de traje, se veía muy asustado, y me miró como si yo fuera la causa de su miedo. Cuando otra persona chocó con el, reacciono y corrío, volteando para asegurarse de que nadie lo siguiera.

Camine un poco desconcertado, mi instito me decía que tenía que llegar pronto a casa. Por aquella  razón tome un atajo, por un callejón donde casi no pasaban personas. A los niños pequeños les aterraba esa calle, debido a que en ella, contaban que se aparecía gente, y esa era el motivo que todos los locales de ahí estaban cerrados. Pero atravezando esa calle solo me faltarían dos cuadras, aparte era de día y al final de ella había gente. No había nada que temer, aparte tengo diesices años, los cuentos de terror no me asustán.

Camine tranquilo, solo da miedo por que es desconocido, no por que en verdad aterre.Después de varios metros ya caminados, me surgió una pregunta, el callejón no es tan largo, entonces, por qué aún no llevo ni la mitad. Yo camino, pero no siento moverme, aún veo a las personas que están al final del callejón, "espera" dije para mis adentros, son las mismas personas, en el momento que el edificio de la derecha las borraba de mi vista aparecían en el edificio de la izquierda, caminaban y desaparecian y volvían aparecer del otro extremo, igual como una película.

Ya quería salir de ese lugar, comenzaba a desesperarme, el sudor que tranpiraba era helado, sentía mucho frío, era verano, un día muy caliente, y al exhalar por mi boca salía el tipíco humo con el que te entretienes en invierno, me siento muy cansado, pareciera que hubiese corrido una maratón.

Agua!, jugo, soda, lo que sea, con que me hidrate y haga que deje de sentir mi boca como cenizas, yo estaré muy agradecido.

Mis piernas ya no aguantaban el peso de mi cuerpo, me deje caer como si un imán me atrallera desde el suelo, ya no podía más.

Cerre mis ojos, mi respiración se volvío entre cortada por el dolor que yacía en mi pecho.

- auch! – apreté mis parpados y con pocas fuerzas me sobé la cabeza después de que algo duró callera en ella.

Abrí los ojos, y vi una botella de agua. Un milagro! Rápidamente la tome, y me inqué para poder beber el agua, me empiné la botella, sentía tanta sed que me la tomé en menos de 30 segundos, la botella se iba contrayendo en mi mano cada vez que daba un sorbo.

Todo a mi alrededor poco a poco fue dando vueltas, una gran ráfaga de aire hizo que la gente desaparecíera como si de cenizas se trataran, luego los edificio se derrumbaron y de igual manera el viento se encargo de llevarse lo poco que quédo de ellos, todo se fue de igual manera, hasta quedar solo un pequeño cuadro de la calle en la cual yo seguía incado, estaba en el vacío?, solo veía un paisaje gris, abrí un poco la boca por la impresión y tallé mis ojos para ver mejor, pues no creía lo que me estaba pasando. ¿Estaría soñando? O en verdad ¿me estoy volviendo loco? Pues esto es muy real, tan real como de que el sol sale en la mañana y la luna se deja ver en la noche.

Una luz hizo que mis pupilas se dilataran, entre abrí los ojos, una figura se aproximaba hacía mi, no podía distinguir de qué o quién se trataba por el aura tan brilloso que tenía. Espero que sea un amigo pues no creo estar en situación de recibir a un enemigo.

Entre más cerca estaba de mí, más negro se volvía mí alrededor, ¿cómo era eso posible?

A escasos centímetros de mi se encontraba ese ser, y el dolor en mi pecho apareció de nuevo solo que con más fuerza, me era casi imposible respirar, la sangre me empezó a quemar mi cuerpo, gritaba aún que no salía ningún sonido de mi boca, mi vista se volvió borrosa.

- Vas a morir - una dulce voz salío de ese ser, apesar de lo que me dijo no me altere.

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